miércoles, noviembre 16, 2005

si al menos usara dentífrico...


El día que le esperé parada en la lluvia helada durante media hora, me puse de los nervios y me demoré diez segundos más en recuperar la compostura y decidir cambiarlo por otro. Se me estaba cayendo la vulva a trozos por el frío y yo deseando que me la masajeara. Mientras, él se la comía a alguna otra que seguro la tenía medio podrida.

Cuando llegó corriendo, mojado y sonriente, le dije irónica: ¿Te la han comido bien hoy? Se rió y me dijo que no era para tanto, que yo sabía que le gustaban todas, que ese era el pacto: yo con quien quisiera y él también. Le contesté que sí pero no a costa de matarme de una pulmonía, que lo mínimo era que hubiera llegado puntual, que hacía frío y... Yo también quería.

Ahí mismo lo largué por dejarme tirada bajo la lluvia. Por eso y porque su boca me olió a mar cuando me besó.

3 comentarios:

Cpunto dijo...

las bocas de los otros se van confundiendo y se arma una colosal masamorra que cuando llega al beso último, a ese que esperó un buen rato , primero lo asesina el sabor del hastío, pero más que nada yo diría que la soledad, más que nada,

saludos,
es que los reyes nunca amaron más que a su corona,
C.

Anónimo dijo...

Muy mal ambos fallos: su impuntualidad un día de lluvia y la ausencia de un buen colutorio entre sus artilugios de aseo personal.

Abrazo orgiástico.

unsologato dijo...

hay lluvias que salvan ... y lluvias que condenan...
me llevo estas gotitas para beberlas en mis solitarios tejados marinos...

bien, che!!!


otro beso pacífico y gatuno