domingo, agosto 08, 2010

suspensión

© michel guenanten


Ya no existe la llave. Tú tiraste la tuya, yo tengo otras pero no abren esta quimera.

Cupimos un día los dos en la imaginería de esta fachada al sur, donde resuenan las notas melancólicas de la "lluvia venidera".

A veces me descubro enganchado a este sueño hídrico

http://www.goear.com/listen/681f001/kothbiro-ayub-ogada

domingo, agosto 01, 2010

rescatarte del blanco y negro

Recuperado de un archivo olvidado, mezclo, anoto -absorta- algún pigmento para tu rostro de piedra. Te prefiero en carne pero hace tiempo que otros como el granate te sientan mejor...
Te garabateo las sienes en berenjena con un tatuaje de arena horizontal en la frente, entre líneas -¿cuántos años van ya por delante?- no de sabiduría sino de amargura, mi dulce, arrugas de tostado dulce de leche. Te perfilo diluído en gris plomo de invierno (te quedó el frío como al espía de Le Carré) y tu barba de verde cesped, recortada, pateada, mojada por mis tantos flujos tras la final en el Soccer City. Acabo tus labios de bocadillo con un relieve en tono mostaza.
Ya está... Te escondo, pierdo, otra vez entre carpetas experimentales tras otra sesión de retrato sin modelo natural.
Sienta bien una horchata fresca y el olor lavanda del verano...

domingo, julio 25, 2010

rompecabezas húmedo

foto de Ch. Madoz


Ven redondel...
Pon tus manos sobre mi arena, aunque no sepas más, ni mejor -lapso que dure tanto como los círculos de tu piedra cuando cae en mis aguas-.
Pon tus dedos sobre las orillas de mis párpados y tus piedras en mis fondos de arena, danzan las mezclas.
Escucha: empuzzlémonos. Larga vida a las gotas caprichosas...

sábado, marzo 13, 2010

Bahía Cumberland

Bahía Cumberland - Foto de unsologato

Ese tic tac que escuchamos hace rato nos mantiene en tensa calma. No hablamos, estamos asustados. ¿Qué habrá sido de los demás, los que quedaron en el campamento de la playa? Es difícil borrar el recuerdo del estruendo del agua. Descansamos en una colina soleada: desde aquí la visión de la bahía es desoladora. Arrasada, llena de escombros... Es necesario regresar al pueblo, esta mañana salimos muy temprano, a las 5, para estudiar la flora, las especies endémicas… En el descenso a San Juan Bautista, nuestros corazones se aceleran.

En medio de esta incertidumbre, el reloj es el único que no se vuelve loco.