domingo, mayo 07, 2006

24 de mayo 2006

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"Lavabo y espejo". Óleo de Antonio López García

333 es una cifra francamente difícil para cualquier cosa que uno se proponga hacer con ella. No recuerda a nada. No dice gran cosa si es que los números pueden decir algo.

No, es mi mente la que se inventa mil y una posibilidades para, por ejemplo, relacionar el uno con el cinco y con ese quince que es la segunda parte de las cuatro cifras que componen mi clave del cajero automático (coincide con el día en que te conocí y también cuando me olvidé de ti; eso me da que pensar que en 3 meses más no recordaré la clave..). Pero el trescientos treinta y tres puede ser una fecha: tres de marzo del dos mil tres. No trato de darle sentido o justificar esa cifra, ni siquiera de recordarla. Pero es perfecta aunque no siempre he saboreado cada una de las 479.520 fracciones de sensaciones encerradas en estos 333 fragmentos de espejo interrelacionados y, a la vez, delirante e independiente. Lo he intentado pero no he podido dejarla en una unidad, ni elevarla a ninguna potencia, ni multiplicarla, ni despejar incógnitas, ni buscar variables, ni constantes... ¿Todo lo más tres pares de tetas bien puestas y sin excesivo canalillo?

Dejemos los senos, los cosenos y los números a pares porque tengo un trío que nada tiene que ver con el sexo aunque me lo hayan propuesto más de una vez.

333 es la cifra pero se escapa a mi control. No quiero apuntarla en ningún sitio y tampoco debería ser necesario, es fácil de recordar y es importante. Todo lo importante que puede ser una cifra (y no hablo de dinero)

Al final no es más que el centésimo cuadragésimo cuarto día del año del calendario gregoriano o el día Europeo de los Parques Naturales.

Pero también es la suma de cada uno de los días de deseo elevados a la enésima potencia, de desespero aireado, de angustia desechada, de delirio y esperanza compartida . Es el número de nudos que componen el encaje de bolillos en que se ha transformado mi vida. Es el número exacto de días que hemos tardado en abrir una claraboya por donde escapar juntos de este laberinto dejando de lado el tedio y las cuchillas de afeitar...

3 comentarios:

LOLITA LOP dijo...

con tanta operación matemática y tanta cifra me has transportado a mis clases de COU ... que yo tenía olvidadas ya tantas operaciones ...


por otra parte la cifra del título ¿ es por algo mas, verdad?... y creo que sé lo que es...

un beso , 333 caricias

Anónimo dijo...

Bonita oda al 333 , aunque personalmente prefiero el 666, tal vez por ser el número de la bestia o porque las medias tintas siempre te dejan con la incertidumbre del qué pasará con la otra mitad. Y PARA VIVIR HAY QUE APOSTAR.

Un muak caluroso a mi rubia metro setenta y tres preferida.
;-)

mentecato dijo...

Hacía tiempo que no venía por aquí. Vuelvo a leerte con deleite.

Un abrazo.