
Cafetería del Hotel Le Royal Meridien. 00.53 am.
Sigo sentada frente al televisor: el del lavavajillas mete los dedos en la tartera para sacar los granos de arroz; el salvaje de la 2 entra a saco en el loft, en un viejo almacén.
Interrumpe el programa. Tira una moneda al aire: cara premio. Cruz, pizza
Es un gran compromiso... Pizza.
Oigo su voz... Todo esto es demasiado raro para mi, me dice. Elige premio
Si vas a seguir lloriqueando, te invito a la boda y te libero de que me regales la cafetera...
Premio
Premio...
Por la mañana, nos traen el desayuno a la cama. Junto al café y al tarro de Nutella, le dejo una carga de optimismo y un rulo de pasta, envuelto en una cinta que dice "despacio"...
Dentro, su nombre chino en una invitación impresa sobre la programación de Shangai tv.