Llegó corriendo al río, se detuvo y con un llanto rabioso trató de acallar las voces de su cabeza...
Se sentó en la orilla, quitó las piedras de sus bolsillos y, luego, la ropa mojada por la tormenta.
Su marido la vió entrar casa. Encolerizada, subió desnuda las escaleras y se encerró en su habitación de un portazo.
En el escritorio se vacía de la frustración con borbotones de palabras que, hace un rato, se ahogaban en su garganta mientras ella no lo hizo en la corriente del Ouse.
Su marido querría ir tras ella y abrazarla en silencio pero decide que es mejor quedarse abajo y limpiar el rastro de agua sobre la madera.
Mientras friega, Leonard piensa que algún día su mujer logrará suicidarse...
Su marido querría ir tras ella y abrazarla en silencio pero decide que es mejor quedarse abajo y limpiar el rastro de agua sobre la madera.
Mientras friega, Leonard piensa que algún día su mujer logrará suicidarse...
2 comentarios:
Incluso en los "peores" momentos el amor es un arma que la costumbre sabe amansar.
Beso Rei.
Muy bueno el Micro.
Sin embargo, pienso que Leonard lamenta que su mujer no acabe de una vez, para él mismo salir de su impotencia.
Saludos
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