Apoyada en su pecho, la mujer le lee su cuento que va de un árbol que sostiene entre sus ramas una cabaña-refugio diminuto con una ventana al mar dorado al atardecer. El espacio alberga un baúl que esconde un mapa secreto sin tesoro pero con un laberinto por el que se pierde una mujer que lee en voz alta y sobrevuela el cielo gris de Santiago un tres de julio. Allí, en una calle sin nombre, aterriza casualmente sobre un hombre con sombrero y bufanda burdeos. La mujer llega con su entusiasmo de sol a regalarle la risa y mientras caminan por las calles a oscuras con el sonido de sus pasos en el asfalto, él le cuchichea al oído que pueden escribirse unas cuantas cartas. (Ella lo escucha colgada de su manga y piensa que esas palabras dan para muchas mañanas. Luego le muerde la boca y el cuello y le besa lenta, lentamente los labios en una esquina del quiosco del cerro). Descubren que los ojos espejo de él reflejan las ganas de vivir de ella y abren sus alas para descender juntos hasta una playa donde se posan entre las rocas, al abrigo del viento y las anestesias que conquistó el tiempo y las ganas. Allí, lejos de los depredadores, él recobra la serenidad y sigue contando: la historia de un hombre árbol que albergaba a una mujer-refugio entre sus fuertes piernas de rama y esconde en su pecho un cofre lleno de tesoros sin mapas, ni laberintos, ni sueños truncados, pero sí con besos a decenas que regresan por la única ventana al mar de sus ojos dorados. Y versos y palabras. Mece a la mujer cono su voz de violoncello. Los dos se arropan con los susurros de las olas incansables y el futuro cierto.
Es tiempo de brindar con una copa de Merlot, sin estruendo, por un año desvanecido. Nada.
6 comentarios:
traigo una copa grande
la lleno
y también brindo
por todo
qué más da
hay hombres árbol
mujeres nido
hay días eternos
besos sin tiempo
hay también mierda
mucha
demasiada
mejor quedarse bajo los árboles
entre las piernas de una mujer
y el merlot
abrazos...
Gracias, eres realmente reconfortante. ¿Sabes que me viene muy bien esos abrazos? Brindo contigo por un año desvanecido, Frank.
Bueno, parece que la fiesta quedó entre nosotros, querido Frank. Si alguien se anima, abro otra botella. Gracias por venir.
oí algo de una botella de Merlot y nada, aquí me teneis. Salud!
brindo?
sí...
como si fuese un pájaro que olvidó una de las formas del cielo...
y se me olvida mi naturaeza felina...
beso desplumado!!!
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