viernes, mayo 12, 2006

la otra puerta

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esta bellísima foto es de unsologato

No hables, no te muevas, no hagas ruido... Si no se dan cuenta de que estamos aquí tal vez pasen de largo y abran la otra puerta.
Si oyen algo se detendrán a aguzar el oído y percibirán nuestros latidos y la sangre que corre por nuestras venas como caballos desbocados. Sí, mi palpitar en las sienes también y tu jadeo por las prisas que nos hemos dado en vestirnos para escondernos una vez más, tantas veces ya, tanto tiempo...

¿Quieres seguir adelante? Nos han encontrado: este es el momento de decidir. Mira, podemos escapar por la ventana, juntos, solos tú y yo, amor. Nos separa de ellos esta puerta. No es una muralla infranqueable, no es más que una puerta. En cualquier momento la abren o la echan abajo a patadas y se acaba todo. Si me dices ahora mismo que lo dejemos aquí, podemos hacer dos cosas: una, salimos tranquilamente y cada uno se va por su lado. Y dos, provocamos que nos descubran, nos saquen a rastras y que esto termine con un final fastuoso, de escándalo, con la dosis de dramatismo correspondiente. No hace falta que hables, mírame y haz un gesto de asentimiento, aprieta mi mano fuerte y nos seguiremos exaltando en las mismas pasiones. Fortalecidos, escaparemos juntos por la ventana, seguiremos la costa hasta llegar al puerto. Allí nos embarcaremos para emprender un largo viaje: el viento y los dioses nos serán favorables.
Déjame que te bese una vez más. Pero...
...si tus ojos dicen que no quieres más de mí; me marcharé y no volverás a saber nunca nada. Ni siquiera hallarás mi nombre entre las definiciones de ningún crucigrama. Seguiremos con nuestras excavaciones arqueológicas bajo tierra con algún resquicio de luz solar.
¿Deseas que acaben con nosotros? Abre la puerta y grita su nombre, llámala, que venga y se abrace a ti. Implórale, imprégnate de su savia tediosa. Y cuando se dé cuenta de que sigo ahí, inmóvil, serena, veré como frunce su ceño y me salpica con su vómito beligerante. Dejaré que me amenace con su dedo en alto, que me escupa y que me llame puta mientras le resbalan las gotas de sudor por la nuca. No le diré nada, no temas, nunca lo hice. No me interesa nada de lo que diga o haga.
Seguirá bramando hasta reventarnos los tímpanos. Nos miraremos en silencio a sabiendas ya que nuestras novelas se escribirán con más lance y pasión, pero serán dos, completamente distintas.
Yo no sé cavar fosas, mi amor, sólo me interesa tu mirar y adivinaré tu convencimiento de que haces lo correcto. Estoica, presenciaré toda la escena y os miraré marchar hasta doblar la esquina.

Yo abriré la puerta y entraré en nuestra guarida, cruzaré sin tocar nada para luego desaparecer por la ventana. Me exiliaré a alguna isla afortunada, al abrigo de vuestro ardid.

Tú subirás a tu ático soleado y en silencio. A lo lejos, por el ventanal, distinguirás las primeras nieves.

Escribiremos dos historias sin memoria.

domingo, mayo 07, 2006

24 de mayo 2006

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"Lavabo y espejo". Óleo de Antonio López García

333 es una cifra francamente difícil para cualquier cosa que uno se proponga hacer con ella. No recuerda a nada. No dice gran cosa si es que los números pueden decir algo.

No, es mi mente la que se inventa mil y una posibilidades para, por ejemplo, relacionar el uno con el cinco y con ese quince que es la segunda parte de las cuatro cifras que componen mi clave del cajero automático (coincide con el día en que te conocí y también cuando me olvidé de ti; eso me da que pensar que en 3 meses más no recordaré la clave..). Pero el trescientos treinta y tres puede ser una fecha: tres de marzo del dos mil tres. No trato de darle sentido o justificar esa cifra, ni siquiera de recordarla. Pero es perfecta aunque no siempre he saboreado cada una de las 479.520 fracciones de sensaciones encerradas en estos 333 fragmentos de espejo interrelacionados y, a la vez, delirante e independiente. Lo he intentado pero no he podido dejarla en una unidad, ni elevarla a ninguna potencia, ni multiplicarla, ni despejar incógnitas, ni buscar variables, ni constantes... ¿Todo lo más tres pares de tetas bien puestas y sin excesivo canalillo?

Dejemos los senos, los cosenos y los números a pares porque tengo un trío que nada tiene que ver con el sexo aunque me lo hayan propuesto más de una vez.

333 es la cifra pero se escapa a mi control. No quiero apuntarla en ningún sitio y tampoco debería ser necesario, es fácil de recordar y es importante. Todo lo importante que puede ser una cifra (y no hablo de dinero)

Al final no es más que el centésimo cuadragésimo cuarto día del año del calendario gregoriano o el día Europeo de los Parques Naturales.

Pero también es la suma de cada uno de los días de deseo elevados a la enésima potencia, de desespero aireado, de angustia desechada, de delirio y esperanza compartida . Es el número de nudos que componen el encaje de bolillos en que se ha transformado mi vida. Es el número exacto de días que hemos tardado en abrir una claraboya por donde escapar juntos de este laberinto dejando de lado el tedio y las cuchillas de afeitar...